Mi experiencia hasta el momento
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Hasta el momento, mi práctica docente en el Colegio de Cedros ha sido una experiencia llena de retos, especialmente en cuanto a las condiciones físicas del lugar y los recursos disponibles. El colegio es pequeño, pero acoge a una gran cantidad de estudiantes, lo que genera una situación de sobrepoblación. Las aulas están abarrotadas y esto dificulta la dinámica de trabajo en grupo o actividades más interactivas. En lugar de poder prestar atención individualizada, debo estar constantemente tratando de mantener a todos los estudiantes concentrados, lo que no siempre es sencillo en un ambiente tan denso.
El calor es otro de los grandes desafíos. Durante los días más cálidos, las aulas se calientan considerablemente y, aunque hay ventiladores, estos no logran refrescar el ambiente lo suficiente. El aire se vuelve pesado y los estudiantes, visiblemente incómodos, se desconcentran más fácilmente. Esta situación me ha enseñado la importancia de la flexibilidad en la docencia y ajustar mi enfoque según las circunstancias del momento.
La falta de acceso a internet también ha sido un factor limitante. A pesar de que el aula en la que imparto clases cuenta con un proyector y parlantes, la falta de acceso a internet sigue siendo un problema significativo. Tener el equipo tecnológico disponible es una ventaja que podría facilitar una enseñanza más interactiva, pero la ausencia de Wifi limita las posibilidades de aprovechar estos recursos al máximo. Para cada clase, debo descargar previamente el material audiovisual que planeo utilizar y asegurarme de que todo funcione sin conexión, lo que no siempre es ideal cuando surgen dudas o se necesita buscar información adicional.
La biblioteca del colegio, aunque cumple su función, también presenta varias dificultades. Es un espacio muy pequeño que no da abasto con la cantidad de estudiantes que atiende. Los libros, las paredes y el techo muestran claros signos de desgaste, y los recursos no son suficientes para cubrir las necesidades de todos. Esto ha significado que debo planificar cuidadosamente cualquier actividad que involucre la biblioteca, y en muchos casos, buscar alternativas o llevar mis propios materiales para suplir la carencia de recursos adecuados.
A medida que avanzo en esta práctica, me resulta imposible no pensar en la película El profe de Cantinflas. En la historia, el personaje enfrenta dificultades similares, con una escuela que cuenta con recursos mínimos y un entorno poco favorable para la enseñanza. Sin embargo, el profesor encuentra maneras ingeniosas de sobrellevar las limitaciones y motivar a sus estudiantes. De manera similar, he aprendido que, aunque las condiciones no sean las ideales, la creatividad y el esfuerzo son claves para sacar el máximo provecho de lo que se tiene y ofrecer una educación significativa.
Para finalizar, una imagen que representa fielmente lo que ha sido mi experiencia docente hasta el momento, es una escena del aula en esta película, donde Cantinflas da clases en un espacio limitado y con escasos recursos. A primera vista, la imagen solo muestra carencias: paredes deterioradas, pupitres viejos, y un ambiente que no parece adecuado para la enseñanza. Sin embargo, al conocer el contexto, esa misma imagen se transforma y adquiere otro significado. No se trata solo de limitaciones físicas, sino de un escenario en el que se refleja el constante deseo de superación, tanto de los estudiantes como del propio docente.
En ese pequeño espacio, donde faltan recursos materiales, se pone de manifiesto la verdadera función de un maestro: motivar, inspirar y guiar. He comprendido que mi papel va más allá de transmitir conocimientos, también implica crear un ambiente de confianza, ofrecer herramientas emocionales para que los estudiantes superen sus propias barreras y, sobre todo, encender en ellos la curiosidad por aprender. Como el personaje de Cantinflas, me he enfrentado a condiciones adversas, pero he aprendido que la pasión por enseñar y el deseo de que mis estudiantes alcancen su máximo potencial son las verdaderas herramientas que definen a un buen docente. Al final, más que los recursos o las instalaciones, es el vínculo con los estudiantes lo que realmente transforma la experiencia educativa.
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